Las pautas para la composición de cartas varían de una cultura a otra. Nuestra forma moderna es la de dirigirnos al destinatario primeramente (‘Querida Juana’) y sólo al final identificarnos a nosotros mismos (‘Con afecto, José’). En el mundo antiguo se usaba el orden inverso, es decir, el o la que escribía se anunciaba al comienzo y a continuación mencionaba al destinatario o la destinataria (‘José a Juana, ¡saludos!’). Normalmente Pablo seguía el estilo de sus
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